Supe acariciar los buenos momentos que me regaló la vida y supe también detestar las amarguras, y aunque hoy, las hojas caídas de un otoño gris acompañan mi existir, no tengo dudas al creer, que sólo se trata de vivir...
Hoy quiero agradecer a Dios por haberme hecho fuerte en la desdicha, por haberme sometido a decenas de duras pruebas, por querer en mí, a un hombre distinto, a un hombre mejor.
Hoy quiero agradecer a Dios por haberme dado un trabajo, por haberme hecho digno para Él y mi familia.
Hoy quiero agradecerle por haberme hecho creer en su bondad y en su justicia.